Estúpido y Sensual

Estúpido y Sensual: Apuntes para un uso juicioso del término y perspectivas de crecimiento en una sociedad antropocentrista.

El siguiente texto debe de ser leído con voz de académico docto:

Según la Wikipedia el antropocentrismo es la doctrina según la cual todo se mide bajo la vara del hombre, o algo así. No tiene nada que ver con este tratado, pero los enterados en el tema dicen que para empezar un ensayo siempre se tiene que citar una fuente confiable (como Internet) y aludir a una teoría con un nombre apantallante (Como la descrita líneas arriba).

Entraremos de lleno al tema medular de este apunte, que tiene por propósito analizar el uso lingüístico y benéfico-prgamático de un enunciado, surgido en un momento de coyuntura dentro de la cultura pop: ‘Estúpido y Sensual’.

Esta expresión, epitome de todo lo que está mal pero al mismo tiempo es genial en nuestra sociedad moderna, surge en el celebérrimo episodio de la decimo primera de Los Simpson. En este episodio titulado ‘La pequeña mamá’, mientras esquía, Homero imagina a Ned Flanders, usando un minúsculo trajecito. Acto seguido pronuncia la frase que es objeto de nuestro ensayo: ‘Estúpido y Sensual Flanders’. Como hay cosas estúpidas en la vida, lo más lógico es referirse a su naturaleza intrínseca: estúpido trabajo, estúpido macrobús, estúpido presidente del empleo. Solo que, a fuerza de repetir lo evidente el insulto que en un principio desahoga, acaba por perder su intensidad: lo estúpido deja de ser estúpido ante la reiteración, y de pronto nos vemos envueltos en la necesidad de encontrar nuevas claves, sortear obstáculos para alejarnos del lugar común, crear otros códigos. Aquí es donde se manifiesta la pertinencia del ‘Estúpido y Sensual’.



Además de cumplir con su función aspaventera, el sufijo actúa también como disparador del momento de distensión. Es decir, genera en nuestro interlocutor una reacción favorable, chistosa, pues, que le obliga a reír internamente y que lo lleva a pensar que lo estúpido es también absurdo y gracioso.
Veamos un ejemplo: al llegar de la escuela, en lugar de decir que el maestro de macroeconomía moderna es un zoquete, el alumno con ánimos de jocosidad, le puede resumir la situación a su mamá de esta forma: ‘Estúpido y sensual maestro de macroeconomía moderna’. Nótese como el individuo de la muestra A, se deslinda de presentar engorrosas sinopsis a la autora de sus días, y se limita a 1) Señalar la estupidez consustancial del profesor y 2) Ofrecer al mismo tiempo un espacio de recreación y oportunismo lingüístico, un oasis de diversión en medio de la aridez que presenta la vida cotidiana. En una (o más) palabra(s): economiza el lenguaje a la vez que se da el lujo de ser chusco y locuaz.

Hay que advertir, de igual forma, que el insistente uso de la oración ‘estúpido y sensual’ puede volverse en contra del locutor. La repetición de una frase, de manera oportunista y poco juiciosa solo logrará la irritabilidad de su audiencia, y la consecuente choteadez del término, se le suplica al lector usar con prudencia y cordura el término de Estúpido y Sensual. (Gracias al Chamuco)