Sucedió la tarde de un lunes, un lunes primero de marzo para ser preciso, el relato que me dispongo a escribir se presume (según los que saben) fue una alucinación colectiva, de esas en donde suelen aparecer ídolos falsos ante los ojos de miles de personas, así pues, en la bella perla del occidente del país, 30 mil fieles congregados en el estadio tres de Marzo tal como se había vaticinado meses antes, se dieron cita para lo que solamente se puede describir como una alucinación colectiva, este tipo de psicopatología vino acompañada de alucinaciones táctiles, visuales, pero sobre todo y más importante 'sonora'.
Lunes en la mañana, despierto y tengo la ligera sensación de que será un día aburrido, normal, un lunes cualquiera, con flojera un poco acarreada del sábado por la noche, pero pronto se difumina entre la esperanza de un día prometido, y a la vez lleno de nostalgia. Actividades cotidianas… contando los minutos para emprender la noche, me dispongo a lavar el Käfer que quedo asqueroserrimo jajá, para que fuese digno de conducirme con el destino metalúrgico aguardando al pie del cañón.
Enfundado en mis Jeans negros, y playera del mismo color, rumbo al estadio, voy escuchando la música que tanta repercusión tuvo durante mi adolescencia, esos acordes, esos riffs poderosos, esos solos de guitarra, esas canciones de tantos generos: Trash, Heavy Metal, Hard Rock, Country, Blues, Balada, Power Ballad, Metal, todos se conjugan para formar lo que es la banda mas importante en el planeta hoy por hoy.
Ya en el estadio me dispuse a buscar souvenirs, esos pequeños tesoros que solo tú puedes otorgarle el valor más allá de lo que comercialmente valgan, y una vez ya saciada mi hambre consumista, me uniformé al estilo que simplemente requieren estos sucesos extraordinarios, cual esmoquin, lucia mi playera con la leyenda de Metallica, orgulloso y con un señorío solo visto en la película de Cassablanca, un orgullo que rara vez se da de estar vestido igual que Veintinueve mil novecientos noventa y nueve cabrónes unidos por una sola causa.
En el estadio todo pasó muy rápido, colarme en la fila,de nuevo, Mastodon, el éctasis de oro, el rugido de la multitud, el ‘Guadalajara, are you with us’, el slam, primero y segundo álbum, el ultimo, la pirotecnia, la cerveza en la cara, el robarme un vaso, los éxitos, el encore,el corear un riff de bajo y seguir haciéndolo después de silenciado el instrumento, la remembranza de la época de secundaria al ritmo de un latigazo, y de pronto, la luz blanca en la cara…. El reencuentro con los amigos, la salida, la separación, la chilangada malbaratando mercancía, los tacos de la olímpica, y terminando la noche con un Jack Daniel’s y Vodka en un bar con los amigos.
Se dice que las alucinaciones colectivas se presentan en grandes o pequeñas masas, muchas de ellas se deben al fervor religioso, esas ganas de presenciar algo sobrenatural, alguna aparición, algún milagro, esto es cuestión de fe, y como se mide la fe? esa fe que solamente se puede demostrar con una forma de vida devota y dedicada a tu creencia, la investigación afirma que 30 mil sujetos entre los 6 y los 50 años presenciaron la aparición de 4 Metal Gods en escenario el 1 de marzo pasadas las nueve de la noche, la ciencia nos dice que este tipo de alucinación se puede dar después de varias horas de estar viendo a un solo lugar, de que solamente basta con alguien que tome el rol de líder, para ir conduciendo al grupo por una fantasía, mientras que algunos creen ver, escuchar y sentir algo, pasado el tiempo no solamente queda la creencia de haberlo vivido, sino la plena seguridad de haber estado en presencia de uno de los mejores conciertos que ha visto esta ciudad y verá en un buen tiempo, algunos se mantienen escépticos, yo tengo la prueba de que lo que vivimos no fue una broma mental, sino que fue as real as it gets…
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